Hoy os traigo un nuevo artículo, titulado "Maestras de Educación Infantil: Identidad y cambio educativo", en el que se habla de la importancia que adquiere el género a la hora de ser docente en Educación Infantil.
Nadie desconoce de la feminización que posee la profesión docente. En este ensayo se relatan los obstáculos a los que se deben enfrentar los profesores y profesoras de acuerdo a su género, y lo que se espera de ellos/ellas.
Primeramente, ha de decirse que las mujeres adquieren una presencia mayoritaria debido a los mecanismos mediante los cuales el papel subordinado que representa la mujer en la sociedad se ha trasladado sobretodo a la Educación Infantil. Esos mecanismos consisten en naturalizar formas socialmente construidas de diferenciación y dominio, transformando estructuras socialmente constituidas de privilegio y dominación en diferencias biológicamente mediadas.
Las mujeres, tradicionalmente, han sido concebidas como las personas que se encargan del cuidado de los demás, y por este motivo se han visto limitadas. Además, existe la creencia pública de que la enseñanza es una labor femenina, argumentando que la mujer es dulce, cariñosa, paciente y una imagen “materna” para los niños. Estas afirmaciones son completamente machistas y provocan la desvalorización de la profesión, que hace que los hombres descarten la opción de estudiar esta carrera; ya que la mayoría de ellos busca una ocupación en la que se le de un reconocimiento económico y social alto.
Sin embargo, la imagen masculina en el contexto educativo es esencial. La ausencia de este modelo de referencia puede acarrear problemas en el desarrollo de la personalidad, y dificultar que el niño o la niña encuentre la identidad sexual que le corresponde.
Pero, ¿qué ocurre si un hombre decide dedicarse a la educación?. Primeramente, va ha estar vigilado y bajo sospecha continuamente. Como vimos en la película de “La Caza”, cualquier acercamiento o afecto que tenga hacia las niñas va a ser malinterpretado y tachado de pervertido, ya que genera desconfianza que un docente hombre posea ese contacto con las niñas o los niños.
Para finalizar, invito a que tengáis un pensamiento crítico y reflexivo acerca del papel de la educación. ¿Es justo desvalorizar la profesión únicamente porque hay una mayor presencia de mujeres?. me gustaría que tomáseis conciencia de la importancia que tiene que los pequeños y pequeñas posean una imagen masculina en las aulas. Ellos también son capaces de desarrollar esta ocupación, verdaderamente vocacional, satisfactoria y dura a la vez. No solo nos limitamos a cambiar pañales y limpiar mocos, como dicen muchos, debemos realizar unidades didácticas, proyectos educativos, conocer su entorno, etc. El desarrollo pleno de los niños y de las niñas pasa por nuestras manos.
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