Todos sabemos que debemos proteger nuestra identidad, a fin de no exponernos a que nos roben nuestros datos, gustos, lugares a los que acudimos, y que estos puedan perjudicar en un futuro al hecho de encontrar trabajo, por ejemplo.
Sin embargo, navegar de forma anónima en la red es prácticamente imposible; y eso se debe a las grandes compañías como Google o Facebook, que vigilan nuestras vidas como si de un Gran hermano se tratase, y almacenan nuestros hábitos de navegación y de consumo en la red.
Sí, estamos vigilados y vendidos. Ahora nuestros datos son una de las mercancías más preciadas. Las páginas webs, las cookies, los códigos ISPs, etc. reciben información sobre qué comes, cómo vistes, o qué te gusta; y emplearán estos datos para comercializarlos, para bombardearte con publicidad dirigida especialmente para ti, entre otras cosas.
Asimismo, el día de tu cumpleaños te mandarán las fotos de la fiesta que hiciste hace unos años y automáticamente crearán carpetas con los rostros de las personas que te rodean en la fotografía. ¿Inquietante, verdad?.
En la asignatura de TIC’s, hemos querido desafiar a las cámaras e intentar que no se nos reconociera la cara. Para ello, primeramente hemos conocido a Adam Harvey, un alumno de universidad que creó moda antivigilancia para burlar a los sistemas de reconocimiento facial.
Tras ver varios ejemplos, era hora de ponernos manos a la obra y probarlo nosotras mismas.
Utilizamos pinturas, maquillaje o el pelo para ocultar facciones determinadas de nuestro rostro.
Experimentamos pintando la cara con diferentes formas y colores, a fin de buscar la asimetría facial. Dicho así parece sencillo, pero a mi compañera Pailin le embadurnamos la cara con multitud de pintura y aún así la cámara seguía detectándole el rostro.
Tras varios intentos, finalmente lo logramos. Aquí os dejo algunas fotos del proceso y del resultado.
La experiencia, definitivamente, fue maravillosa. Nos reímos mucho, nos lo pasamos genial, y nos sirvió para concienciarnos acerca de la importancia de la privacidad y de hacer un uso adecuado de las tecnologías.